Un poco más sobre mí...
Me llamo Blanca.
Siempre me he sentido rara, distinta, diferente, casi como si cargara una maldición. No encajaba en la familia, no encajaba en ningún grupo de amigos, no encajaba en la sociedad en general… sí, podía parecer que sí. Podía fingir. Pero, en el fondo, no me sentía igual que los demás.
Y cuando te reprochas continuamente como deberías ser y no eres, te esfuerzas cada día por encajar en un molde que no es el tuyo… te estás rechazando tú. Te estas odiando tí. Y eso es un bucle entre tú y el entorno muy malo.
Pero siempre supe que habia una verdad mas allá. Y no me cansé de buscarla.
Desde que empecé a tener internet, prácticamente, me empezó a llamar la atención todo el mundo de la conspiración. Lo alternativo. Inconscientemente buscaba un alivio a todo lo que me pasaba, una explicación. Sabía que, la mía, no podía ser la única realidad. No podía ser todo. Siempre he sabido, intuitivamente, que TODO tenia una explicación, nada podía ser fruto del azar.
Como dice el 6º principio hermético “toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su causa”. No había leído aún El kybalion, ni ningún tratado antiguo. Pero intuía esas cosas (y era esta sabiduría interna precisamente la que "no encajaba" y quería “exterminar”)
Di muchos tumbos buscando que estudiar. Me interesaban tantas cosas… pero no me quería casar con ninguna, asi que lo dejaba. Y no me conocía lo suficiente como para saber por dónde iba mi vocación, que precisamente tenia que ver con todo eso que rechazaba: mi sensibilidad, mis heridas, mis miedos, mi vulnerabilidad… (hasta que no me leí la carta natal por primera vez, no me pusieron en palabras algo que yo ya venia intuyendo con lo años).
Y, a todo esto, tenía un grave problema de ansiedad y del sistema digestivo. Pero yo no lo sabia. Simplemente para mi era eso, que era "rarita".
Llevaba con ataques de pánico desde los 9 años y episodios de diarrea y problemas digestivos, y un sistema nervioso bastante tocadito. Pero nunca lo traté y mis padres tampoco le dieron mucha importancia, y yo era vergonzosa y me callaba.
De hecho, las primeras visitas al psicólogo (era una adolescente “problemática"), no le hablaba de mí ni lo mas mínimo. No sabían nada de mí.
No quería aparentar ser vulnerable. Asi que me ponía mi máscara, y a apechugar en silencio. Imagínate qué vida. Qué viajes, que excursiones con el colegio, qué todo. Me hice mas daño que nadie al rechazar lo que me pasaba y culparme y callarme. Y sufrir en silencio. Supongo que hice una montaña de un grano de arena con los años.
Y cuando me atreví a hablar, ya más mayor, supuse que mi único problema, que me daba mucha anssiedad, es que era “celosa” en pareja. Ese segundo psicólogo me habló se la dependencia emocional por primera vez y me dio claves para una comunicación asertiva y cierto autocuidado… Pero en ningún momento quiso ir al origen de mis problemas.
¿Por qué yo tenía dependencia emocional? ¿Acaso me pasaba algo más aparte? Jamás hablamos de mis traumas de apego. Ni de mi infancia. Ni de mi ansiedad. No sabia ni que existía la palabra ansiedad.
Me quede con la etiqueta de “dependiente emocional”, lo cual me hizo aprender mucho del tema, y bueno, que tenía que “hacer el esfuerzo de que me diera igual”. Y me quedé vacía. Una vez mas, sabia que no era por ahí.
Con un internet más accesible, seguí investigando. Me meti mucho en la espiritualidad. Y siempre me habían llamado la atención las plantas, las brujas, lo chamanes… y me metí a estudiar Naturopatía. La verdad, casi no sabía ni lo que era. Yo sólo quería aprender a usar las plantas y a hacerme mis medicinas, porque tras bastantes años yendo a médicos con enfermedades crónicas, lo único que me hacían era perder el tiempo.
Y para mi sorpresa… me topé con toda una carrera. Me cambió la vida. Me cambió mi VISIÓN de la enfermedad, más que aprender a hacerme tinturas de plantas (que también).
De repente había un POR QUÉ VÁLIDO para todas mis dolencias. Había ESPERANZA. Porque sí, yo había normalizado tener anginas recurrentes, tener cistitis, tener cándidas, tener dolores de tripa, ansiedad…. Pero, de repente, vi que TODO ESTABA LIGADO y que TODO TENIA SOLUCIÓN y prevención. Ya desconfiaba de la industria farmaceútica, pero esto ya fue el BOOM.
La Naturopatía me abrió un mundo oculto de esperanza y soluciones. De compasión a mi misma, de aceptación, de verdad, de alivio por saber que todo tiene su solución y que la tierra esta perfectamente diseñada para auto equilibrarse, así como nuestros cuerpos, y no como nos han hecho creer.
La enfermedad no es un castigo de los dioses. Es un desequilibrio que hay que mirar y entender con compasión para volver a equilibrarlo. Y saber eso, y saber como hacerlo, empodera mucho.
Al final, cuando eres un "águila" e intentas adaptarte a un mundo de "gallinas", pues surgen desequilibrios. Eso me lo enseñaron las flores de Bach: “toda enfermedad viene por ir en contra de tu esencia”. Y también lo corroboré con otros tantos estudios.
Pero a pesar de eso, por dentro seguía culpándome por mis patrones emocionales. Seguía reprochándome tener dependencia emocional, repetir patrones en pareja y con amistades o trabajos y tener ansiedad. Seguía, quizás, intentando encajar.
Y a mi siempre me había llamado la atención la astrología. Me daba control. Me daba seguridad sobre otras personas: saber cómo eran, qué les movían, cómo podían reaccionar… cómo manipular a mi favor al final, sí.
Pero cuando empecé a estudiarla en serio, a hacerme lecturas… vi para qué sirve realmente la astrología. No es para controlar a los demás. Es para conocerte y así amarte.
Fue un bálsamo. No deberíamos recurrir a nada externo que nos valide… pero yo no sabía validarme. La astrologia me VALIDÓ. Ya "no soy rara", ahora sé que soy así porque es la energía que tengo... Todo está justificado. Y, en realidad, cuando todo esta justificado, sientes alivio.
Pero no hay que quedarse ahí, y por eso seguí estudiando. Esta bien el alivio, pero también hay que potenciarlo. “Para poder cambiar tu destino, tienes que vivirlo conscientemente”.
Ser consciente de tus patrones, no para excusarte y quedarte en ello, si no para pasar de nivel. Aquí hemos venido a pasarnos el "juego". Pero, finalmente y de una vez por todas, supe que NO HABÍA NADA MALO EN MÍ. La naturaleza no deja piezas sueltas.
Y bueno, también me ayudó a comprender a los demás. Tampoco esque haya algo malo en ellos: simplemente no saben equilibrar sus energías.
Por otro lado, me he interesado por la biodescodificación, el trauma, la terapia sistémica, la terapia transgeneracional, la terapia somática y el trabajo con el cuerpo… y sigo estudiando todas, como una enamorada de la verdad que soy.
Siempre he buscado dejar de ser presa de mi propio miedo y llegar a sentirme libre, de una manera u otra.
Y también sé que vengo a sanar muchas cositas de la familia, y al final, encontrar explicaciones, alivia.
(Ah, y tambien soy eneatipo 6 contrafóbico, otra gran explicación a mi estado de vivir con miedo permanente)
En fin, que el conocimiento nos empodera. Nos ayuda a aceptarnos. Nos valida. Nos alivia.
Asi que vengo a ayudarte a que entiendas que no hay nada malo en ti, nunca lo hubo.
Corregiremos esos desequilibrios, y entenderemos esos patrones para poder superarlos. Cuerpo, mente, alma, todo unido. Todo están entrelazados.
Tu enfermedad, tu ansiedad, tus dolencias, tus patrones de pareja, tus heridas, tus mecanismos automáticos… todo está bien. Todo tiene su por qué. Y todo tiene su solución.
¿Te acompaño?
Blanca V.
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